jueves, 12 de noviembre de 2009

Lectura 2

LECTURA 3 - "Anti-During"

Qué es una concepción del mundo

Una concepción del mundo no es un saber, no es un conocimiento en el sentido en que lo es la ciencia positiva. Es una serie de principios que dan razón de la conducta de un sujeto. Es ver como hechos de la naturaleza particularidades de las relaciones entre hombres, por lo que una buena parte de la consciencia de la vida cotidiana puede interpretarse en términos de principios o creencias implícitas en el sujeto.

Esos principios están explícitos en la cultura de la sociedad en que vive. Esa cultura contiene un conjunto de afirmaciones acerca de la naturaleza del mundo físico y de la vida. la parte contemplativa o teórica de la concepción del mundo está íntimamente relacionada con la parte práctica, con el código o sistema de juicios de valor.

La existencia de una formulación explícita de la concepción del mundo en la cultura de una sociedad no permite averiguar cuál es la concepción del mundo realmente activa en esa sociedad, pues el carácter de sobreestructura que tiene la concepción del mundo no consiste en ser un mecánico reflejo, ingenuo y directo, de la realidad social y natural vivida. El reflejo tiene mucho de ideología.

Para el estudio de las relaciones entre concepción del mundo y ciencia positiva basta con atender a los aspectos formales de ambas. Las concepciones del mundo sueles presentar unas puntas, por así decirlo, muy concentradas y conscientes, en forma de credo religioso-moral o de sistema filosófico (muy característico hasta el s.XIX). La filosofía sistemática se vio arrebatar un campo tras otro por las ciencias positivas, y acabó por intentar salvar su sustantividad en un repertorio de supuestas verdades superiores a las de toda ciencia (Platón y Hegel). La filosofía sistemática presenta más o menos abiertamente la pretensión de dar de sí por razonamiento el contenido de las ciencias positivas. En este caso la concepción del mundo quiere ser un saber, conocimiento real del mundo con la misma positividad que el de la ciencia.

La causa principal por la que la pretensión de la filosofía sistemática acaba por caducar es la constitución del conocimiento científico positivo durante la Edad Moderna, que se caracteriza por su intersubjetividad y por su capacidad de posibilitar previsiones exactas, aunque sea a costa de construir y manejar conceptos sumamente artificiales.

Por otra parte, el que las concepciones del mundo carezcan del conocimiento positivo se debe a que la concepción del mundo contiene esencialmente afirmaciones sobre cuestiones no resolubles por los métodos decisorios del conocimiento positivo (verificación o falsación empíricas y la argumentación analítica).



La concepción marxista del mundo

La concepción materialista y dialéctica del mundo está movida por la aspiración a terminar con la obnubilación de la consciencia, con la presencia en la conducta humana de factores no reconocidos o idealizados. Se desprende que es una concepción del mundo explícita. la liberación de la consciencia presupone la liberación de la práctica.

La concepción marxista del mundo no puede considerar sus elementos explícitos como un sistema de saber superior al positivo. El nuevo materialismo no es una filosofía, sino una simple concepción del mundo que tiene que sostenerse y actuarse no en una sustantiva ciencia de la ciencia, sino en ciencias reales. En el queda "superada" la filosofía.

Esta formulación de Engels supone la concepción de los filosófico como un nivel del pensamiento científico: el de la inspiración del propio investigar y de la reflexión sobre su marcha y sus resultados. Esta fórmula es muy general, e interesa profundizar en ella, que contiene la recusación de toda la filosofía sistemática: no hay conocimiento "aparte" por encima del positivo.

Además puesto que el punto de partida y de llegada es la "ciencia real", esa concepción del mundo no puede querer más que explicitar la motivación de la ciencia misma. Esto es "inmanentismo", es decir, el principio de que la explicación de los fenómenos debe buscarse en otros fenómenos debe buscarse en otros fenómenos, en el mundo, y no en instancias ajenas o superiores al mundo. Este principio está en la base del hacer científico.

En este postulado de inmanentismo, se basa la concepción marxista del mundo. El materialismo es en sustancia el enunciado del postulado inmanentista.

El materialismo es uno de los principios fundamentales de lo que Engels llama "concepción comunista del mundo". El otro es la dialéctica, que se inspira no tanto en el hacer científico positivo cuanto en las limitaciones del mismo.

La ciencia positiva realiza el principio del materialismo a través de una metodología analítico-reductiva. Su eliminación de factores irracionales en la explicación del mundo procede a través de una reducción analítica de las formaciones complejas.

El análisis reductivo practicado por la ciencia tiende incluso a obviar conceptos con contenido cualitativo para así limitarse en lo esencial al manejo de las relaciones cuantitativas. Este análisis suele tener éxito gracias a dos aspectos: la reducción de fenómenos complejos a nociones más elementales y homogéneas, y desprovistas de nociones cualitativas, entra en la realidad porque utiliza preguntas muy exactas. A la larga permite la formación de conceptos más adecuados. Pero precisamente si se prescinde de la peculiaridad cualitativa de los fenómenos a analizar, los conceptos de la ciencia son conceptos generales cuyo lugar está en enunciados no menos generales, las llamadas “leyes”. Con ese conocimiento se pierde una parte de lo concreto, precisamente la parte decisiva para la individualización de los objetos.

Las generalizaciones concretas y complejas no aparecen en el universo del discurso de la ciencia positiva. El campo o ámbito de relevancia del pensamiento dialéctico es precisamente el de las totalidades concretas.

La concepción del mundo tiene que dar una determinada comprensión de las totalidades concretas. La práctica humana tiene también la necesidad de tratar y entender las concreciones reales, aquello que la ciencia positiva no puede recoger. Por ello, la tarea de una dialéctica materialista consiste en recuperar lo concreto sin hacer intervenir más datos que los materiales del análisis reductivo, como resultado nuevo de la estructuración de estos en la formación individual o concreta, en los “todos naturales”. El análisis marxista se propone entender la individual situación concreta sin postular más componentes de la misma que los resultantes de la abstracción y el análisis reductivo científico.

Concreciones o totalidades son, los individuos vivientes y las particulares formaciones históricas, y además, en un sentido más vacío, el universo como totalidad, sobre la base de los resultados de dicho análisis.

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